martes, 25 de mayo de 2010

En los años recientes, algunas comunidades mapuche han empezado a desarrollar programas de etnoturismo, denominados turismo mapuche. El etnoturismo cae en el ámbito de una nueva tendencia turística hacia un turismo más responsable.

Últimamente se revierte esta situación, con formas alternativas de desarrollo turístico a partir del respeto hacia el recurso y las comunidades locales[.]

. Se define este turismo responsable como un viaje que toma en consideración los contextos naturales, socio-culturales, económicos y políticos de un destino, procurando aumentar los beneficios y minimizar los impactos negativos del turismo.[]

En este aspecto podemos mencionar el etnoturismo realizado a través del ecoturismo en zonas habitadas por el pueblo Mapuche. En el destaca como ejemplo el ecoturismo llevado a cabo por comunidades Huilliches, con su participación en la creación de una red de Parques silvestres en el Área marina y costera Lafken Mapu Lahual.

Al hacer eso, se crea un turismo verdaderamente sustentable. Esta idea se manifiesta en varias formas incluyendo turismo aventura, agroturismo, turismo rural, turismo ecológico, turismo científico, turismo histórico-cultural, y etnoturismo. Aunque cada uno tiene sus especificaciones, la idea en general es explorar la realidad que existe en los destinos. Particularmente, el etnoturismo tiene como metas la preservación de la identidad étnica y la valorización y la transmisión del patrimonio cultural.

En América Latina, la tendencia hacia un turismo responsable ha resultado en el desarrollo de programas y redes que desean proveer oportunidades así—tanto al nivel internacional como al nivel nacional. La iniciativa de Redturs, una red que tiene como meta la formación y fortalecimiento de programas de turismo comunitario, representa un esfuerzo del nivel internacional. Los países como Perú, Bolivia, México y Nicaragua tienen adentro ejemplos muy desarrollados a nivel nacional. De hecho, en comparación con otros países latinoamericanos, Chile está todavía al principio de este proceso. No obstante, sigue en crecimiento rápido, gracias en parte a los mapuche—un pueblo que sí tiene una valorización de sus raíces y quiere compartirla con el mundo.[95] Dando cuenta de que es fundamental usar las herramientas que tienen, algunos grupos, comunidades e individuos mapuche se han dirigido a programas de turismo mapuche para compartir con el mundo su cultura.


El pueblo mapuche cuenta con una dilatada literatura oral, alentada por el tradicional aprecio de este pueblo por el uso estético del idioma y la capacidad oratoria como suprema destreza social. Las principales formas de relato son el epew y el nütram.

Durante la segunda mitad del siglo XX numerosos poetas mapuche decidieron cruzar la frontera entre oralidad y escritura. Muchos de ellos publican sus poemarios en ediciones bilingües, en castellano y mapudungun, pero el uso de la lengua vernácula y los tópicos literarios propios de la etnia, como las referencias al entorno natural, la simbología y la cosmovisión mapuche, son características centrales de la mayoría de estos autores.

Entre los poetas mapuche contemporáneos se encuentran:

  • Lorenzo Aillapán (1940 - ): Poeta y músico que se declara üñümche, hombre pájaro, por su entendimiento del lenguaje de las aves. Ha trabajado circunstancialmente como actor.
  • Elicura Chihuailaf (1952 - ): Uno de los más reconocidos poetas mapuche. En su obra destaca el uso de elementos de la simbología tradicional de la etnia, como el culto a los antepasados y el color azul. Ha traducido obras de Pablo Neruda y Víctor Jara al mapudungun.
  • Rosendo Huenumán: Poeta y recopilador de poesía tradicional. Fue diputado por el Partido Comunista de Chile hasta 1973.
  • Jaime Luis Huenún (1967 - ): Poeta huilliche, que también ha editado antologías de otros autores mapuche.
  • Leonel Lienlaf (1969 - ): Se declara abiertamente un poeta bilingüe. También es músico.

La música tradicional mapuche es principalmente religiosa, como las cantadas en Guillatún, por ejemplos las tayüfe, quienes acompañan al choike con cantos en su danza, aunque también existen composiciones amorosas y canciones acerca de los sucesos de la tierra natal siendo sus melodías de temple monótono y triste. Puede ésta estar cantada a modo de monólogo o estar acompañada de algún instrumento musical ceremonial, haciendo de la música en si un cuerpo fusionado, se usan instrumentos de percusión como el cultrún, de uso exclusivamente ritual, y las cascahuillas, que son una especie de cascabeles atados a los nudillos. Dos instrumentos característicos son la trutruca, una caña hueca de coligüe con un cuerno en su extremo, y el trompe, que usa la garganta y boca como caja de resonancia. Actualmente se han incorporados otros instrumentos como el acordeón y la trompeta en La Araucanía y la guitarra y el bombo en Los Lagos. Una cantante destacada de música mapuche es Aimé Paine

Como vivienda tradicional de los mapuche, contruían viviendas de gran tamaño denominadas Rucas, con superficies que varían entre los 120 y 240 metros cuadrados; las cuales estaban formadas por paredes de adobe o tablas o de varas de colihue, reforzadas por dentro con postes de madera y se tapizan con totora. El techo es de junquillo o de algún pasto semejante a paja brava. Usualmente no tienen ventanas.

Una estructura ritual importante son las estatuas de madera denominadas chemamüll o chemamull (del mapudungun: che, persona y mamüll, madera, Persona de madera), las cuales utilizaban en ritos funerarios.

En 2007 el arqueólogo Tom Dillehay identificó la existencia de alrededor de 300 túmulos funerarios en las vecindades de Purén y Lumaco, llamados cuel. Estas colinas artificiales cónicas, de piedra y barro, superan en algunos casos los 40 metros de altura. Según la hipótesis del autor, en la "ciénaga de Purén" se habría desarrollado un núcleo altamente poblado, que permitió la edificación de monumentos. Dillehay data los cuel a las dos centurias anteriores a la llegada de los españoles: el siglo XIV y el siglo XV. Como hipótesis, postula que las estructuras podrían ser fruto de la influencia inca o de alguna otra de las culturas de los Andes centrales en generación

jueves, 13 de mayo de 2010

Los datos más antiguos sobre la existencia de tejidos en las zonas más australes del continente americano (sur de los actuales Chile y Argentina) se encuentran en algunos hallazgos arqueológicos como los de los Cementerios Pitrén en las proximidades de la ciudad de Temuco (Chile), el sitio Alboyanco en la VIII Región de Chile y el Cementerio Rebolledo Arriba en la Provincia de Neuquén (Argentina). Se han hallado evidencias de tejidos realizados con complejas técnicas y diseños con un fechado que ronda entre el 1300-1350 d.C. En base a estos y otros hallazgos se ha vinculado a la práctica textil desarrollada en la Araucanía con las culturas del norte andino (actuales Ecuador y Perú): los textiles y el saber textil habrían llegado a la región araucana a través de los contactos e intercambios mantenidos con esas lejanas regiones.

Los documentos históricos más antiguos que refieren sobre la existencia del arte textil entre los aborígenes del sur del actual territorio argentino y chileno, datan del siglo XVI y consisten en crónicas de exploradores y colonizadores europeos. Esos testimonios aseguran que a la llegada de los europeos a la región de la Araucanía, los nativos de esa zona vestían textiles realizados con pelo de camélidos que ellos mismos confeccionaban con la materia prima que obtenían de la cría de esos animales. Posteriormente, y con la incorporación del ganado ovino traído por los europeos, estos aborígenes comenzaron a criar esos animales y a utilizar su lana para la confección de sus tejidos, luego de lo cual ésta prevaleció por sobre el empleo del pelo de camélidos. Hacia finales del siglo XVI, estos ovinos criados por los indígenas degeneraron en animales con un cuerpo más robusto y una lana más gruesa y larga que la del ganado traído por los europeos, características éstas que permiten suponer que se trataba de animales de una mayor calidad

La religión mapuche se basa en términos generales en la ligación del mundo espiritual con el mundo tangible. Sus aspectos principales son el respeto al mundo espiritual; el culto a los espíritus y a los antepasados, llamados Pillanes y Wangulén, (Antu, Kuyén. etc,), y el culto a los espíritus de la naturaleza, llamados Ngen; y la interrelación del pueblo Mapuche con la Ñuke Mapu ("Madre Tierra").

. Además su mitología se caracteriza por presentan numerosos seres mitológicos, tales como el Chonchón y personajes semimíticos como los kalku. Dentro de su tradición, destaca el mito de la creación de la geografía del sur de Chile, en la historia de Cai Cai y Tren Tren o Ten Ten.

Existen antecedentes de sacrificios humanos de niños entre los picunches bajo el dominio inca, y de prisioneros asesinados de forma ritual en la Guerra de Arauco, o como sacrificios, para evitar o finalizar una calamidad o desastre en el Pueblo Mapuche. El último caso que se conoce ocurrió luego del terremoto de Valdivia de 1960, el más devastador de los registrados por la sismología, cuando en las cercanías de Puerto Saavedra una machi sacrificó y lanzó al mar a un niño de cinco años luego del maremoto.

En relación a la religión cristiana y el pueblo mapuche, se practican el catolicismo y diferentes formas de protestantismo, y hay mapuche que practican al mismo tiempo la religión tradicional y la cristiana. en noviembre de 2007 fue la beatificación del primer mapuche, el argentino "Ceferino Namuncurá".

  • El patrilinaje: Los miembros de la familia están unidos por vínculos de parentesco que vienen desde la línea paterna. La nomenclatura de las relaciones es de tipo omaha.
  • La exogamia: Se busca pareja fuera del grupo familiar propio.
  • La patrilocalidad: La mujer sigue al hombre a su residencia.